Las pymes:¿la gallina de los huevos de oro de nuestras villas y ciudades?
Somos muchos los que creemos recordar la fábula de, parece ser, Esopo: Tenía cierto hombre una gallina que cada día ponía un huevo de oro. Creyendo encontrar en las entrañas de la gallina una gran masa de oro, pensó: «¿Por qué esperar a que cada día la gallina ponga un huevo? Mejor la mato y descubriré la mina de oro que lleva dentro”.Y así lo hizo, pero en el interior de la gallina no encontró ninguna mina. A causa de la avaricia tan desmedida que tuvo, malogró la fortuna que tenía».
No es muy discutible que las pymes generan más del 90% del empleo en la mayoría de las ciudades…Además que su economía suele basarse en economía productiva y lo suficientemente competitiva para sobrevivir en los tiempos que corren… En fín, se necesitaría un buen trabajo sobre la verdadera repercusión de la Pymes en el mantenimiento - vía impuestos, tasas etc.- de los ayuntamientos.
Pues bien esos mismos autónomos, pymes y profesionales tienen que padecer, en plena crisis de liquidez, que los ayuntamientos tarden entre ocho y veinte meses en pagar…leo en el especial Mercados de El Mundo en el articulo «Los municipios ahogan a las pymes«:
Prácticamente en cada uno de los 8.200 ayuntamientos de España hay problemas de pago, independientemente del partido que gobierne.El consistorio de Benidorm, por ejemplo, adeuda 30 millones de euros a la constructora FCC, concesionaria del servicio de recogida de basuras. Pero lo peor es que, acuciado por una deuda total de 130 millones, también ha dejado de pagar a sus proveedores más pequeños, que no pueden aguantar un estrangulamiento financiero de esas características.
La mayoría de las pymes apenas gozan de capital circulante para hacer frente a las nóminas y a los pagos diarios. Es la peor crisis crediticia conocida nunca, a la que se suma ahora la morosidad de los ayuntamientos. Si a principios de año los municipios tardaban seis meses de media en abonar sus facturas a las empresas privadas, ahora superan los ocho meses, según una gran empresa que prefiere ocultar su nombre. Muy lejos queda la ley de morosidad, que fija un máximo de 60 días.
Ahora, los ayuntamientos se han convertido en las primeras empresas de cada localidad por número de empleados y por volumen de gasto. En muchas corporaciones, el gasto de personal supone casi la mitad del presupuesto anual.
Según el Banco de España, las corporaciones locales tienen hasta junio de 2008 facturas sin pagar por valor de 30.559 millones (incluyendo a diputaciones, consejos y cabildos) frente a los 24.153 millones de hace cuatro años. La mitad de la deuda corresponde a capitales de provincia.
A esta cifra hay que sumarle los 5.164 millones de déficit extrapresupuestario que han configurado, creando un parque empresarial para ocultar en muchos casos el volumen de la deuda y dar empleo a familiares y compromisos políticos.
La Administración Central, la que depende directamente del Gobierno, es de las que mejor pagan. Es decir, suele cumplir los plazos de 60 días de demora en general. Entre otras cosas, porque sus clientes y proveedores, sobre todo los de obra pública, suelen ser grandes empresas que necesitan liquidez para mantener su músculo financiero.
Las comunidades autónomas no pueden decir lo mismo, sobre todo Andalucía (en particular con su mora en el sector sanitario).En la Comunidad Valenciana sucede algo parecido y también en Cataluña.
El gran escollo está en los ayuntamientos: el incumplimiento en el pago se ha disparado desde que estalló la burbuja inmobiliaria y acabó con las expectativas de los gobiernos locales de seguir recaudando espectacularmente y de gastar aún más
Otras pymes, que saben que van a tardar mucho tiempo en cobrar, incrementan, con el consentimiento del Ayuntamiento, la cantidad de cada factura por encima del interés de demora para no salir muy perjudicadas. El problema es cuando el banco le cierra la línea crediticia y no puede pagar las nóminas a corto plazo.
A medida que el proveedor es más modesto, crece más la incertidumbre.«La bola de nieve que se está creando es enorme», dice Lorenzo Amor, presidente de la Federación de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) porque si «no nos pagan, nosotros no podemos hacer lo mismo con nuestros suministradores y seguirá la cadena que acabará con más paro».
Ignacio de la Vega, director del IE Business Schools, pronostica que el 20% de las pymes morirán en los próximos dos años por los problemas que tienen a la hora de cobrar a sus clientes tanto públicos como privados ya que «si no cobran, no podrán financiarse».
Amor señala que la morosidad de los ayuntamientos en los autónomos es mayor que en las pymes. «Está entre ocho meses y un año de media y esta situación no se puede soportar». También denuncia que las corporaciones están empeñadas hasta las pestañas, ya que las más endeudadas han acudido a los bancos a que les adelanten el cobro de algunas tasas, como el IBI. «El problema es que antes de su cobro en periodo ordinario ya se han gastado la recaudación, lo que hace aún más difícil que los proveedores podamos cobrar algo», añade.
Los ayuntamientos se quejan de que no reciben los fondos suficientes del Estado y de las autonomías. Pero, en realidad, no deberían tener deudas porque la Ley de Estabilidad les impide tener déficit. Es decir, los ingresos deben ser superiores a los gastos. La picaresca ha consistido en no pagar y demorar facturas asumiendo a la vez mayores compromisos de gasto. No han reducido este agujero negro en los años de bonanza recaudatoria del ladrillo. Quizá algunos esperan, como ocurrió por primera vez a finales de los años 80, que el Estado se haga cargo de todas ellas y ponga el contador a cero.
En cualquier caso -entre morosidad, incumplimiento de la ley, demagógia política en asunción de competencias indebidas, caida de ingresos por la disminución en la promoción de vivienda, y otros desfase y delirios en la gestión de nuestra ciudades-; los autónomos, profesionaes y pymes son el eslabón más débil, pero a la vez el más necesario, para la buena marcha y salud económica de nuestras villas y ciudades. ¿Qué tendrían que hacer las pymes para no soportar que las abrieran en canal en busca de los últimos huevos?.
Javier Antón Pertierra.