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«En la enfermedad y en el poder». Hubris y Némesis; o la borrachera y resaca del poder político.

«Las presiones y la responsabilidad que conlleva el poder termina afectando a la mente», explica al diario ‘Daily Telegraph’ Lord Owen, que ha recogido en su nuevo libro ‘In Sickness and in Power’ (‘En la enfermedad y en el poder’) las conclusiones de seis años de estudio del cerebro de los líderes políticos. «El poder intoxica tanto que termina afectando al juicio de los dirigentes», afirma. La ventaja de Owen es que además de ser neurólogo fue ministro de Relaciones Exteriores de Inglaterra y fundó el Partido Social Demócrata luego de emigrar al laborismo. Cuando identifica los síntomas más habituales no se puede menos que pensar en algunos Alcaldes… 

Llega un momento en que quienes gobiernan dejan de escuchar, se vuelven imprudentes y toman decisiones por su cuenta, sin consultar, porque piensan que sus ideas son las correctas. Por eso, aunque finalmente se demuestren erróneas, nunca reconocerán la equivocación y seguirán pensando en su buen hacer.En un ensayo publicado en ‘Journal of the Royal Society of Medicine’, Owen, que reconoce que el poder se le subió un poco a la cabeza aunque nunca llegó a esos extremos, señala que este comportamiento hubrístico, el sentirse llamados por el destino a grandes hazañas.

El síndrome de hubris, o hibris.  responde más a una denominación sociológica que propiamente médica, aunque los galenos son conscientes de los efectos mentales del poder. El psiquiatra Manuel Franco, jefe de Servicio del Complejo Asistencial de Zamora, explica lo que pasa con los líderes políticos:

Una persona más o menos normal se mete en política y de repente alcanza el poder o un cargo importante. Internamente tiene un principio de duda sobre si realmente tiene capacidad para ello. Pero pronto surge la legión de incondicionales que le felicitan y reconocen su valía. Poco a poco, la primera duda sobre su capacidad se transforma y empieza a pensar que está ahí por méritos propios. Todo el mundo quiere saludarle, hablar con él, recibe halagos de belleza, inteligencia… y hasta liga».

Esta es sólo una primera fase. Pronto se da un paso más «en el que ya no se le dice lo que hace bien, sino que menos mal que estaba allí para solucionarlo y es entonces cuando se entra en la ideación megalomaniaca, cuyos síntomas son la infalibilidad y el creerse insustituible».

 Para el doctor Franco, es entonces cuando los políticos «comienzan a realizar planes estratégicos para 20 años como si ellos fueran a estar todo ese tiempo, a hacer obras faraónicas o a dar conferencias de un tema que desconocen».

Pero no queda aquí la cosa. Tras un tiempo en el poder, los afectados por el ‘Hubris’ padecen lo que psicopatológicamente se llama ‘desarrollo paranoide’. «Todo el que se opone a él o a sus ideas son enemigos personales, que responden a envidias. Puede llegar incluso a la ‘paranoia o trastorno delirante’, que consiste en sospechar de todo el mundo que le haga una mínima crítica y a, progresivamente, aislarse más de la sociedad. Y, así, hasta el cese o pérdida de las elecciones, donde viene el batacazo y se desarrolla un cuadro depresivo ante una situación que no comprende.

Este problema es antiguo, aunque ha evolucionado con el tiempo. Fueron los griegos los primeros que utilizaron la palabra ‘Hubris’ para definir al héroe que lograba la gloria y ‘borracho’ de éxito se empezaba a comportar como un Dios, capaz de cualquier cosa. Este sentimiento le llevaba a cometer un error tras otro. Como castigo al ‘Hubris’ está la ‘Nemesis, que devuelve a la persona a la realidad a través de un fracaso.

  ¿ Conocen algunas personas en la cercanía de la administración  local que presente alguno de los síntomas que  se mencionan: exagerada confianza en sí mismos, desprecio por los consejos de quienes les rodean y alejamiento progresivo de la realidad? ¿ Habrá que realizar un estudio psicológico – por decreto-ley- sobre la salud mental de nuestros cercanos y múltiples governantes, sobre todo los que llevan un cierto tiempo en el poder?

P.D. Pongo una foto de Los Simpsom, por no poner una de los nuestros. Seguro que encontráis alguno con el  síndrome entre los dirigentes españoles, ¿verdad? Bueno, unos cuantos.

Comentarios

Una respuesta a “«En la enfermedad y en el poder». Hubris y Némesis; o la borrachera y resaca del poder político.”

  1. jose on enero 16th, 2009 01:47

    Muy bueno el artículo,lo encontré por casualidad, buscando el tema (salió publicado en un diario de bolsillo .. 1588 se llama, de Corrientes-Argentina). Aquí hay muchos con estos sintomas, y otra cosa curiosa son las personas que tienen la capacidad para adular,»someterse» que luego se van, otros se quedan.