Cinco ciudades españolas elegidas para representar las mejores prácticas urbanas en la Exposición Universal de Shanghai 2010.
Cuarenta ciudades de todo el mundo compondrán el Área de Mejores Prácticas Urbanas (AMPU) y cuatro de ellas serán españolas en la Expo de Shanghai 2010. Las ciudades de Zaragoza, Barcelona, Madrid, Bilbao y Santiago de Compostela han firmado hoy en la capital aragonesa los contratos de participación en la Exposición Universal que se celebrará en Shangai del 1 de mayo al 31 de octubre de 2010.
Según el jurado que ha escogido los proyectos finales, Santiago de Compostela aparece como ejemplo de armonía entre pasado y presente, y destaca la conservación de sus monumentos históricos. Bilbao, por su parte, ha sabido despojarse de su manto industrial para convertirse en una ciudad moderna y en uno de los principales centros financieros de España, a la vez que ha mejorado los niveles de polución y la calidad de sus espacios públicos. Por eso, su participación estará enclavada en el espacio destinado a las ‘ciudades habitables’. No podía faltar en la misma categoría Barcelona, cuya reinvención en 1992 ha servido de inspiración para las siguientes anfitrionas de los Juegos Olímpicos, incluida Pekín. Además, la conservación de su patrimonio le han reservado un lugar honorífico. La Ciudad Condal, además, presentará sus planes de futuro. Lo mismo hará Madrid, que será la única representante española con pabellón propio. Su espacio estará fuera del de las ‘ciudades habitables’, y su papel será el de mostrar cómo han aplicado los criterios de sostenibilidad a la construcción de viviendas, lo mismo que Santiago de Compostela y Zaragoza. Esta última fue seleccionada en parte gracias a la impresión creada por la Exposición que ha acogido este año. Sin duda, se trata de una ocasión de oro para que Madrid muestre al mundo sus planes los Juegos Olímpicos de 2016, si es que les gana la partida a rivales como Chicago o Tokio. Lo que es seguro es que llevará dos de sus proyectos estrella: el de los ‘árboles de aire’ del eco boulevard de Vallecas, y el de un edificio de vivienda pública recubierto por una piel de bambú que le proporciona un colchón térmico, acústico y visual. Eso sí, como no podía ser de otra forma, en la capital de los rascacielos vanguardistas, los pabellones serán de esos que dejan a los visitantes con la boca abierta y la baba colgando. Buen ejemplo de ello es el del Reino Unido, llamado el pabellón de las ideas, y cuya fachada será una gigantesca pantalla digital que convertirá al edificio en una espectacular bola de luz. China también llamará la atención, aunque en el caso de la anfitriona será más por el tamaño que por el diseño, que se asemeja a las tradicionales construcciones de dinastías pretéritas conocidas como la ‘corona oriental’. Tendrá más de 50.000 metros cuadrados de superficie, una altura máxima de 63 metros, y costará la friolera de 150 millones de euros. Una factura tan abultada que el ayuntamiento ya ha comenzado a buscar patrocinadores entre los empresarios más adinerados de la ciudad.
Y tampoco faltará la polémica, porque el espacio chino será también el de Taiwán, la provincia de facto independiente que Pekín reclama para sí. Tendrá que compartir, si finalmente decide acudir a la Expo, los 3.000 metros cuadrados que han sido asignados a las Regiones Administrativas Especiales de Hong Kong y Macao. «Si lo hace, el pueblo chino dará una lección de unidad al mundo», dijo durante la presentación del recinto nacional el vice alcalde de Shanghai, Yang Xiong.
España, por su parte, no quiere quedarse atrás en espectacularidad, y el estudio Miralles-Tagliabue de Barcelona, ganador del concurso de diseño, ha creado un gigantesco cesto de mimbre, elemento común de las culturas española y china. Según los responsables del proyecto, «el edificio alzará su estructura en torno a una plaza, que es para la ciudad lo que el patio para la casa: un lugar de respiro, de relax, de fiesta y, al mismo tiempo, un espacio articulador».
El pabellón huirá del concepto tradicional de caja contenedora, abriendo paso a grandes espacios con forma de cesto que permitirán un tránsito fácil y fluido, todo ello mediante el uso de materiales naturales ecológicamente sostenibles. La fachada contará con el mimbre como principal elemento de revestimiento, jugando con todas sus posibilidades, y estará sustentada por un entramado de soportes y vigas de acero tubu lar, lo que permitirá que la luz penetre en el interior tamizada por la estructura. Para la cubierta, se instalará un sistema energético de placas fotovoltaicas translúcidas, y los acabados interiores lo serán en materiales que aportarán ligereza, como el bambú y los textiles translúcidos.
No hay duda de que dentro del recinto se utilizarán los últimos avances de la ciencia para ahorrar energía. Tampoco faltarán los ‘gadgets’ tecnológicos más innovadores en comunicación y transporte, pero el verdadero reto al que tiene que dar respuesta la Expo Shanghai 2010 es la extensión de esos avances al exterior del recinto ferial. Algo que, desde que comenzó a celebrarse este evento mundial, en 1851, no se ha conseguido hasta muchos años después del cierre de cada exposición. En esta ocasión, como reconocen los propios organizadores de Shanghai 2010, no hay tiempo. En la página oficial se puede leer lo siguiente: «La Tierra está enferma y hay que dar soluciones lo antes posible. La Exposición Universal de China puede convertirse en la plataforma necesaria para cambiar el rumbo de las ciudades, que son, a su vez, el motor de la contaminación del planeta».
Vía: terra.es