El imperio del ladrillo en el 2008
Máximo experto en mercados inmobiliarios, el profesor Robert Shiller ha creado un índice para valorar la evolución del precio de la vivienda que prevé el final del boom inmobiliario tanto en EEUU como en otras partes del mundo. Predice incluso que el año 2008 será un ejercicio de precios inmobiliarios a la baja en todo Estados Unidos, un hecho raro en un mercado tan diferente geográficamente.
En el año 2000, con su libro Irrational Exuberance, que se convirtió en un bestseller, había previsto el fin de la burbuja bursátil relacionada con los títulos de la electrónica y de la informática. Shiller, que da clases de Economía y Finanzas en Yale desde 1982, está considerado uno de los mejores exponentes del comportamentismo contemporáneo, la escuela económica que mira con escepticismo la presunta racionalidad de los inversores y prefiere acudir a menudo a la psicología para explicar a fondo algunos fenómenos, entre ellos los relacionados con las burbujas del mercado.
Guiado por su instinto
Algunos, en el pasado, le reprocharon a Shiller una previsión miope, porque la burbuja de las .com fue seguida a partir de 2002 de otros cinco años de buenos resultados en los mercados accionariales. «Hace tiempo que saqué del dólar mis inversiones personales», observa Shiller que, a sus 61 años, quedaría perfecto en el papel de joven profesor de una serie televisiva. «Las partidas corrientes hablaban claro», dice, admitiendo que se dejó guiar sustancialmente por ese criterio y por su instinto.
El artículo que catapultó al joven Shiller al estrellato de los economistas se remonta a 1981. Se trataba de un ataque directo a la teoría de las expectativas racionales. Demostraba, de hecho, que Wall Street se movía en aquella época mucho más que lo que podía indicar un modelo, en el que los precios se corresponden con el valor actual neto de los dividendos futuros racionalmente esperados.
«Si analizamos el mercado inmobiliario, vemos que el fuerte aumento de los precios ha afectado no sólo a Estados Unidos, sino también a otros mercados. A casi todos los mercados más importantes, excepto Alemania. Ahora bien, hablando del caso americano, que es el que conozco mejor, no consigo encontrarle explicaciones racionales», asegura.
Un fenónemo nuevo
A su juicio, se trata de un fenómeno nuevo en Estados Unidos tanto por su amplitud, desde el último trimestre de 1996 al primer trimestre de 2006, con un aumento de los precios reales de un 70% a escala nacional; como por el hecho de que nunca se había producido una subida así.
Sólo la psicología puede explicar el fenómeno: «Creo que, por un lado, se ha venido abajo la idea de que una vivienda nunca pierde valor y la verdad es que desde la Segunda Guerra mundial hasta ahora siempre fue así, al menos en cuanto a su valor nominal. Naturalmente, el bajo coste del dinero ayudó a ello. Y por el otro, se ha extendido la convicción de que tener una casa será cada vez más costoso, porque hay mucha gente que aspira a tenerla y porque los materiales de construcción costarán cada vez más».
De todas formas, estamos en el reino de la irracionalidad. El coste de una casa nueva viene determinado por el precio del terreno y por el coste de la construcción. «El terreno incide, en Estados Unidos, en un 15% de los costes efectivos. Y siempre fue así. Los costes de construcción subieron gradualmente pero, a fin de cuentas, no demasiado, porque a los materiales cada vez más caros se respondió con técnicas más eficaces y, por lo tanto, menos costosas. Las sucesivas subidas no han tenido justificaciones racionales, al menos no para que los precios subiesen en esa medida».
Primera bajada desde 1933
¿Las consecuencias? «Prevemos que el 2008 será el primer año generalizado de bajada de los precios de las viviendas en todo Estados Unidos por vez primera desde 1933». Shiller no se atreve a avanzar cifras, pero recuerda que por un fenómeno entonces extraño los precios de las viviendas bajaron en EEUU desde 1925 a 1933, comenzando, pues, la bajada en pleno boom económico. Y el año final de aquel ciclo fue la última vez que se produjo un descenso a nivel nacional. Un descenso que se volverá a repetir ahora.
«Como el final de cualquier boom, también el final del inmobiliario tiende a provocar una restricción crediticia». ¿Y afectará a la caída del dólar? «La burbuja inmobiliaria no fue sólo una cuestión americana». Pero la crisis de las hipotecas subprime, sí. «Eso es cierto, fue sobre todo un asunto americano». Pero el ciclo del dólar se rige principalmente por las cuentas americanas con el exterior, que estaban en números muy rojos y que ahora, tras el descenso del dólar, están mejorando. Todos los ciclos terminan por un incidente cualquiera, que acelera los elementos de debilidad».
No hay, pues, crisis de Occidente. No hay eclipse del capitalismo estadounidense. No hay final del dólar como moneda internacional de referencia. No hay paso del testigo a Asia. Entre dinero fresco o fácilmente disponible, el Golfo dispone, según diversas estimaciones, de más de 2.000 millones de dólares preparados para invertir. Una vez y media el PIB entero de un país como Italia.