Foro «La Ciudad Viva». En Sevilla 10 y 11 de Enero. Resumen.
Las bases de recuperación de la ciudad deben responder a las demandas de sostenibilidad y participación características de una sociedad ante las necesidades del siglo XXI para que la vivienda se convierta, efectivamente, en un derecho constitucional.
Con el ánimo de conjugar estas tareas, integrándolas en un proyecto capaz de incorporar el bagaje técnico, urbano y de gestión sobre el diseño de un territorio abierto a nuevos desafíos, la Consejería de Obras Públicas y Transportes trabaja en las iniciativas capaces de suministrar las bases para una política territorial y urbana que responda a las demandas que caracterizan a una ciudad viva.
La conferencia internacional La Ciudad Viva, está organizada en cuatro apartados que pretenden proyectar un panorama estructurado en el que actividades, intereses, temáticas, iniciativas y experiencias urbanas y territoriales quedan englobadas y atendidas en su interacción sobre el espacio real de la ciudad:
La ciudad como organismo vivoCoordina: José Ramón Moreno Pérez y Félix de la Iglesia Salgado
Jose Ramón Moreno Pérez es: Arquitecto. Profesor de la Escuela de Arquitectura Técnica Superior de Sevilla.
Félix de la Iglesia Salgado es: Arquitecto. Profesor de la Escuela de Arquitectura Técnica Superior de Sevilla.
La metáfora que titula este apartado viene a reconocer, en este comienzo de siglo, la presencia de una segunda naturaleza residenciada en el ámbito de las ciudades actuales. Una naturaleza híbrida, compleja y contradictoria que nos permite hablar de la ciudad como si se tratara de un organismo vivo.
En ella, las categorías y constituciones que han servido de fundamento para la proyectación y realización del fenómeno urbanizador moderno, ligado indisolublemente a la construcción de un estatuto democrático formal, estarían comprometidas y en clara obsolescencia. En este sentido, la ciudad como organismo vivo es una apuesta y un proyecto que quiere entender de la necesidad de definir unas nuevas bases para una urbanidad que se corresponda con este nuevo estadio de la civilización humana.
Así, con una apreciación de la ciudad como sistema autoorganizado, se quiere estructurar la información canalizando las diversas aportaciones que se ofrezcan al debate e introduciendo, muy especialmente, lo sostenible como referente ineludible hoy día en contraste con lo metabólico, para plantear la necesaria integración de ambas posiciones.
Igualmente, esta visión que permite relacionar desde la ciudad territorios y espacios diversos –urbanos o rurales, abiertos o interiores, productivos o no- como un mismo soporte de vida, que registra condicionantes y requerimientos tan básicos como la gestión de los recursos y residuos, la calidad de vida y salud urbana o los lugares de encuentro ciudadano, posibilitará una revisión de los paisajes participados, de los entornos y ambientes favorables que nos caracterizan e identifican como singularidad ante otras comunidades.
Se cuenta para ello con una serie de opiniones de especialistas que, desde diversas técnicas como la arquitectura, la sociología o la geografía, vienen a centrar el debate: Andrés Perea Ortega con ‘La ciudad negociadora de lo social y herramientas de sostenibilidad’, Luis Castro Noriega desde las ‘Metáforas orgánicas de lo urbano: soluciones para una habitación ambiental’ o Juan Ojeda Rivera con la lectura de la ‘ciudad viva como ciudad inteligente’, lanzan propuestas alternativas en la consideración de la vivienda en la ciudad o en el territorio, en el tratamiento productivo y social de sus propios enclaves y en un nuevo pacto social por el uso y el disfrute de la vida urbana en su interacción sobre el espacio real de la ciudad.
Habitar la Ciudad. Del espacio público a la vivienda
Las cuatro mesas en las que se estructura la I Conferencia Internacional La Ciudad Viva, no son compartimentos estancos, sino que forman parte de una urdimbre donde las temáticas territoriales, urbanas, arquitectónicas, sociales, económicas e ideológicas, van tejiendo un universo complejo cuyo mapeo ha de ser necesariamente multidireccional, recogiendo así nuestra mirada poliédrica sobre una realidad que pretendemos sostenible.
La mesa: Habitar la ciudad. Del espacio público a la vivienda, tiene como objeto central la vivienda, un derecho social reconocido en la Constitución y que ha estado siempre como objetivo central de investigación, de reflexión compartida y de acción por parte de la Consejería de Obras Públicas y Transportes. Han sido tres los Seminarios celebrados bajo el título de Acerca de la Casa, que se abrieron al debate en América Latina en el Encuentro Hacia Cádiz 2012, de manera que esta mesa ha de partir necesariamente de esta base, sobre la que avanzar de una manera cohesionada con el resto de las miradas con las que se plantean las tres mesas restantes.
Para centrar el debate, planteamos el siguiente decálogo:
- La vivienda como célula primara para construir el ecosistema urbano.
- Cómo construir el gradiente entre espacio público y espacio privado: “Del espacio de ciudadanía al espacio de vecindad”.
- La sostenibilidad no está asociada exclusivamente a la producción de la ciudad nueva, sino a la ciudad toda, potenciando la ciudad existente.
- La cultura doméstica obedece igualmente a un proceso evolutivo desde la forma de entender el mundo por parte de una comunidad.
- La reflexión sobre el habitar, y su posterior ejecución, es uno de los factores claves de la cultura de esa comunidad, ya que incluye sus contenidos simbólicos.
- Las nuevas demandas sociales piden una mayor flexibilidad de los modelos de vivienda, tal vez excesivamente anquilosados desde la normativa en programas tipo para familias convencionales cada vez menos representativas.
- Investigar sobre nuevos mecanismos que permitan adaptarse a las necesidades específicas del habitante, donde la cantidad pueda permutarse por cualidad o volumen.
- El concepto de rehabilitación habrá de ampliarse para dar cabida a los procesos de reciclaje.
- Sustituir las normativas vigentes por otros mecanismos que, garantizando la calidad del producto, permitan una interpretación contemporánea de la cultura del habitar en cada ámbito geográfico, evitando la proliferación de los modelos funcionalistas, en pro de mantener la calidad de nuestra ciudad viva.
- Impulsar las políticas de suelo y vivienda que permitan el que sea accesible a todos los sectores sociales, sin exclusión y sin segregación.
Julio Alguacil, rastrea en su sentido histórico y etimológico que hace aparecer a la ciudad como el “lugar” donde los sujetos han podido encontrarse para mejorar sus condiciones de vida de forma común. La ciudad resulta, probablemente, el satisfactor más complejo y efectivo de las necesidades humanas en cuanto a subsistencia, protección, seguridad, creación, participación, recreo, identidad, libertad, porque produce relación, comunicación, conocimiento, pensamiento, innovación. Pero, de manera paradójica. la ciudad es el espacio del conflicto, porque la habitan diferencias, divergencias, oposiciones, que en sus encuentros/desencuentros se van modificando.
En una ciudad con estas características, y que además crece desmesuradamente, dejando atrás una escala humana, que permita y posibilite el encuentro, recuperar las experiencias del compartir: ¿es posible habitarla desde/por una ciudadanía con capacidad para apodarse de ella, para tomar la calle, para tomar la VIDA con mayúsculas?
Carolina Junco y Victoria Frensel, adentrándose en una mirada desde la mujeres hacia la ciudad, inciden en que pese a que las Administraciones cuentan actualmente con directrices desde al Unión Europea en materia igualdad de género, no dejan de asaltarnos preguntas en torno a las políticas actuales sobre la ciudad como ¿cuáles son las necesidades (y de quién) que satisfacen?. Pareciera más bien, que contemplan las necesidades de una persona “tipo”: hombre adulto, sin restricciones físicas, con un nivel adquisitivo medio-alto y un empleo de jornada completa fuera de su vivienda, que utiliza un medio de transporte privado (o sea un coche). Pero la vida de muchas mujeres, y de un número importante de la población que no corresponde a ese perfil de persona “tipo”, evidencia la necesidad de una mayor cercanía e interrelación entre espacios como la vivienda, las actividades económicas, equipamientos, comercios, ocio.
La actual concepción urbanística (o al menos su plasmación práctica en la mayoría de las ciudades) dificulta tanto la vida cotidiana, como la sostenibilidad ambiental por el mayor gasto energético que supone, como la posibilidad del encuentro entre las personas al desaparecer puntos centrales para la vida como los mercados, las plazas, las calles para el habitar y no sólo para el transitar… La ciudad se nos “escapa”, y al intentar atraparla nos encontramos con ausencias: en nuestra memoria, hay que recurrir a los mapas de metro, de autobús, a los centros comerciales para ubicarnos; en nuestros sentimientos, se nos hace extraña la calle y se llena de miedos al otro, al extraño, al extranjero, al diferente, ¿pero diferente a quién?; en nuestras prácticas, la calle se nos muestra en horarios y territorios, que parecen tener dueños/jefes sin rostro, con normas no escritas, pero susurradas al oído de cada persona; hasta en nuestros sueños…
Muchas preguntas nos asaltan entre estos susurros, y quizás las más difíciles de contestar vienen de la mano de los para qué y los cómo: ¿para qué las ciudades? ¿para quienes? ¿cómo hacer que las distintas “partes” y “artes” que construyen las ciudades puedan encontrarse para soñar las ciudades que habitarán mañana?
La ciudad como centro de innovación
La Mesa de la Conferencia Internacional “LA CIUDAD VIVA” dedicada a la ciudad como centro de innovación, pretende una reflexión acerca de la función de las ciudades como nodos impulsores de la creación y transmisión del conocimiento, como centros de innovación y la relación de ésta con la producción de riqueza.
Sensu contrario, el análisis de la decadencia de las ciudades cuando, por insuficiencia de la capacidad de innovar las actividades productivas se van quedando reducidas a las del mero autoconsumo, a las actividades destinadas a la prestación de servicios básicos a sus propios habitantes, y en todo caso, con el aderezo de un crecimiento urbano convertido en motor económico en si mismo.
El contexto de esta reflexión, es el de las ciudades de límites difusos, o de los territorios urbanizados continuos, en un marco cultural y económico mundializado, – el mundo como aldea global –, en la era postfordista, de cambios tecnológicos y sociales crecientemente acelerados y de la acción omnipresente del mercado como factor de “ordenación territorial y urbana”
Salvador Moreno Peralta pone el énfasis en la necesidad de huir de reacciones nostálgicas de modelos urbanos anteriores por estériles y frustrantes y propone aceptar esas nuevas realidades no por complacencia sino como objeto de investigación trasformadora de las mismas aprovechando su potencialidad y combatiendo sus tendencias no deseables.
Una visión optimista y heterodoxa, pero tremendamente lúcida y militante, que tiene más de aceptar un reto difícil desde una óptica de humildad científica, – solo podemos trabajar con la realidad “realmente existente” – que con la actitud, más oportunista, de hacer de la necesidad virtud.
Luis Enrique Alonso, partiendo de una óptica igualmente lúcida y comprometida acerca de esas realidades, se centra más en el análisis de los riesgos que esas dinámicas urbanas desatadas por el mercado provocan, en el sentido de generar una creciente desafección de la población en tanto que ciudadanos, las tendencias a la desvertebración de la ciudad como ámbito de organización social y de práctica del ejercicio de derechos y obligaciones y en la necesidad de producir estrategias tendentes a la reconstrucción de la ciudadanía social.
Descargar programa de la ciudad viva.En PDF
Fuente:http://www.redciudadesostenibles.org/index.php?option=com_content&task=view&id=54&Itemid=190