El turismo, por naturaleza, es un sector distributivo.
En la presentación de la Fiesta de la Vendimia 2008, Enrique Meyer dijo que la Sectur no sólo apunta a promover los destinos ya instalados, sino otros como Mendoza y Cuyo ¿Cómo evalúa Ud. la proyección turística local e internacional de su provincia?
Mendoza se convirtió, de una plaza estacional, de turismo invernal, en una plaza todo el año: tenemos atractivos para verano -Vendimia-; para otoño -música clásica por los caminos del vino- y las demás estaciones. Es temporada alta todo el año, y eso nos consolida. Ahora estamos con un aumento del porcentaje de turistas extranjeros. Desde ya que hay un pico, que es la temporada de Aconcagua -de diciembre a marzo- y podemos ir mejorando aspectos que van a ayudar a incrementar el turismo extranjero. El tema principal es la conectividad aérea: Mendoza ha quedado con una buena conectividad, comparativamente con las demás provincias. En conjunto, nos vemos muy resentidos por el conflicto de Aerolíneas, ya que se quitó mucha frecuencia de vuelos. Pero paulatinamente se estarían reestableciendo. Allí trabajamos dos ejes: el eje con Aerolíneas Argentinas, que es Mendoza-Córdoba, en Aeroparque y Ezeiza, para reestablecerlo. Y el segundo eje es con Lan Chile, vía Mendoza-Santiago-San Pablo, que permitirá recoger al turismo brasilero. Y algo importante: se está inaugurando en marzo el Sheraton, el segundo hotel cinco estrellas de la Provincia, y están previstos dos hoteles más de cinco estrellas para los próximos meses. Este año vamos a pasar de un hotel cinco estrellas a cuatro, y eso muy importante para el turismo internacional.¿Qué destinos emergentes deben reforzarse en Mendoza?
Yo diría: destinos que están desarrollados pero que hay que mejorar. Y hay un hito provincial -Parque Aconcagua-, que pretendemos que sea un top ten en el mundo; que obtengan certificado el Parque y los operadores. Después, hay atractivos como Laguna del Diamante, que por las dificultades de acceso vehicular tienen relativamente pocas visitas aún. Al respecto hemos presentado un plan vial-turístico en la Provincia, y le pedimos colaboración a la Nación con el financiamiento, para ese y otros hitos, como Caverna de las Brujas, en Malargüe; Las Leñas, Cristo Redentor, etc. Eso les daría una potencialidad enorme. Hay otros atractivos, artificiales, que podrán crecer cuando tengamos condiciones de accesibilidad, como los caminos del vino.
¿Cómo ve en perspectiva a la gestión de su antecesora, Gabriela Testa? ¿Qué críticas haría?
De la gestión anterior, rescato que Mendoza logró un plan turístico estratégico, en eso hemos sido cabeza de playa. Y como principal déficit, o desacierto, a mi juicio no tuvieron la voluntad política de fiscalizar seriamente el sector turístico, y eso es peligroso: podría ser como matar la gallina de los huevos de oro. Si la calidad de los servicios no son de excelencia, se corre el riesgo de que quien visite Mendoza luego hable mal de su experiencia. No ha pasado, pero si se sigue sin fiscalizar se podría llegar a deteriorar la relación calidad-precio del servicio ofrecido. Nosotros vamos a trabajar con estímulos e incentivos a los operadores privados en distintos rubros -hotelería, turismo aventura, agencias de viaje- en lo que hace a calidad de certificación, para lograr excelencia. Y también los vamos a apoyar con capacitación, con programas de la provincia y de la Nación: vamos a aumentar la fiscalización.
¿Por qué cree Ud. que la anterior gestión no implementó esto?
En el año 2002, 2003, con la crisis tremenda que vivió este país, y en que uno de los sectores que con más dinámica reaccionó fue el turismo -por la devaluación-, puedo entender que se haya dado la política de que florezcan mil flores en el jardín, sin importar de qué calidad era cada una. Pero en el 2005 ya estábamos en condiciones de ir regulando y fiscalizando, y no hubo voluntad.
¿De qué manera el problema de la inseguridad, en Mendoza, retrasa el avance turístico?
La inseguridad es uno de los factores más negativos, y probablemente la mayor amenaza a futuro. Pero también es una oportunidad de trabajo: si logramos un modelo de desarrollo con inclusión social, además de reestablecer las instituciones y sanearlas -como la policía- en Mendoza y en el país, se irá logrando seguridad creciente en un mundo donde los niveles de inseguridad también van en aumento. Por ahí acá tenemos un punguista que se roba la billetera en la peatonal, pero en Estados Unidos uno puede estar mirando las Torres Gemelas y de repente las vuelan. Son distintos tipos de inseguridad: una es internacional-política, la otra es local.
¿Qué estrategias aportará la Secretaría de Turismo frente a la inseguridad?
El gobernador Jaque acaba de sancionar una ley de emergencia en materia de seguridad, lo que significa un gesto de madurez, para mover los resortes y factores al alcance de la Provincia y mejorar los niveles de seguridad. En lo que a mí me compete, hemos armado un plan de contingencia y un plan de mejora de la seguridad, que va desde aumentar la iluminación en el Parque San Martín en horarios nocturnos, a incrementar la dotación de policía urbana en los sectores de mayor concentración de hotelería y presencia de turistas. También, la capacitación de la policía en idiomas, ya que no tienen cómo comunicarse con los turistas extranjeros si surge algún problema. Y tenemos todo un mecanismo dentro de la Secretaría de Turismo: facilitamos teléfonos con discado internacional; hacemos el enlace con los consulados y las embajadas para tramitar documentación por extravío, o robo.
Enrique Meyer habló del turismo como un mecanismo de inclusión social. ¿Cómo puede el sector turístico mendocino contribuir al desarrollo, al trabajo, y a la inclusión?
Como lo viene haciendo: el turismo es el sector económico que más ha crecido, y el que más fuentes de empleo ha generado. Por su naturaleza, es un sector distributivo, no de alta concentración: genera mozos, choferes, guías, infinidad de empleos. En turismo hablamos de desarrollo con equidad; no es el mero crecimiento. En los noventa, el gran problema fue que hubo buenas tasas de crecimiento pero los indicadores sociales iban para atrás. Yo no quiero un modelo de crecimiento económico en que los indicadores macro den bien y los indicadores sociales vayan barranca abajo.
¿Cómo se trabaja con los distintos sectores, cuando no siempre acuerdan con esta visión de turismo inclusivo?
Aquí yo mencionaría otro aspecto negativo de la gestión anterior: se desmantelaron los programas de turismo social. Pero este gobierno sí va a tener una política mucho más agresiva de turismo social: el turismo es también educativo, civilizador, e incluyente. Hay un alto porcentaje de la población de más bajos recursos, que no sabe lo que es una actividad turística. Entonces, ¿cómo pedirles que se sientan ciudadanos? En Mendoza hay una infraestructura que ha sido abandonada y ahora la vamos a rehabilitar paulatinamente: son treinta casas en Valle Grande, más de veinte en Cacheuta, treinta y dos en el Dique Agua de Toro. Y vamos a armar un buen programa de turismo social, mediante acuerdos con Nación, en el uso de los grandes centros de turismo social que la Argentina generó en los ’40. Todo ese patrimonio hay que ponerlo a disposición de niños y adolescentes que están en el sistema educativo, o en programas sociales, barriales, deportivos.
¿Cómo le gustaría en el futuro que se recordara su gestión?
Quisiera que esta gestión pudiera contar con números concretos acerca de los operadores que se comprometieron en prácticas de certificación de calidad. Eso querrá decir que hubo resultados concretos: que hoteles, restaurantes, operadores, tengan en la puerta de su local el certificado de calidad. La otra meta es tener el primer parque internacional de mayor altura del mundo bajo certificación de calidad. Y con turismo sustentable, no depredador. También, dar los primeros pasos para el desarrollo de dos proyectos incipientes: el Dique y el Embalse de Potrerillos. Otro desafío es comprender que el sistema de lagos del sur de Mendoza compone un circuito equivalente al de los Siete Lagos de Neuquén y Río Negro: para ello habrá que articular los accesos viales a este circuito turístico alternativo que implica incluso nuevas trazas de rutas. Y queremos desarrollar el ferro-turismo: estamos con el proyecto del tren del vino, que va a ser importantísimo para la región. Eso, más el turismo social y la conectividad aérea, son nuestras metas.
Trabajo mancomunado
¿El anterior gobernador de Mendoza, Julio Cobos, ahora es vicepresidente; ahora está Celso Jaque. ¿Qué visión comparten ambos en función del desarrollo turístico de Mendoza?
Los dos son mendocinos de pura cepa, y van a trabajar sostenidamente por el desarrollo de la Provincia, junto al del país. Y los dos tienen suficiente altura política como para que las desavenencias políticas no les impidan ver el bosque: los intereses más importantes de Mendoza, que necesitan un trabajo mancomunado. La ventaja comparativa de Jaque es que hizo una gestión notable en el municipio de Malargüe, donde el turismo fue el motor de desarrollo. El esquema de Celso es el mismo para la Provincia. Él considera, y coincidimos, que el turismo es una apuesta clave a futuro.
La mejor promoción
¿Cómo se trabaja con el sector empresarial, cuando tiende a mirar de reojo lo que el Estado busca proponerle?
Pasa en todos los sectores económicos: mientras algunos tienen un enfoque perimido, otros poseen una mirada estratégica en materia de servicios turísticos. El sector en Mendoza es pujante, y hay que ordenarlo, pensando al turismo como una actividad integral de la economía. El modelo estratégico es tener una excelente relación calidad-precio en función del cliente. Un turista satisfecho es la mejor promoción que uno puede hacer de su patrimonio.Reportajeweb.redacción.mensajero