Gestión urbana basada en información: ¿la revolución del sentido común de Michael Bloomberg?
Matthew E. Kahn, en Environmental and Urban Economics, comenta el modelo de gestión urbana del alcalde la ciudad de Nueva York Michael Bloomberg, basado en el uso intensivo de información estadística para la identificación y diagnóstico de problemas, diseño de estrategias de solución y evaluación de resultados. A todo esto se une la amplia capacidad de maniobra de la que disponen los gestores municipales, siempre sometida a los resultados obtenidos. Dicho así, este modo de trabajar parace puro sentido común, la forma en que cualquier organización, por ejemplo una empresa, debría actuar. Pero esto es lo sorprendente; en el artículo de The New York Times, Bloomberg Lives by Statistics and Gives Aides a Free Hand, que motivó el post de Kahn consideran esta forma de actuar como «revolucionaria»:
Today’s New York Times highlights Mayor Bloomberg’s cutting edge data creation. As an empiricist what shocks me here is that his approach is viewed as so “revolutionary”. It makes me wonder what information previous Mayor’s staffs collected before they made key policy decisions.
La sorpresa que suscita que un político se enfrente a la gestión de su ciudad con criterios objetivos, basados en datos, puede ser la causa de la falta de eficacia y eficiencia que muchos de ellos demuestran y que tanto malestar crea entre la población.
Bloomberg dirigió el departamento de sistemas de información del banco de inversiones Salomon Brothers, haciendo subir sus beneficios a cifras astronómicas gracias a desarrollar sistemas de análisis de información que permitían identificar oportunidades de negocio. Con este pasado se explica su forma de gobernar:
Data analysis is religion for Mr. Bloomberg, and numbers are the lifeblood of his administration. They drive policy rather than just track progress.
Por esta razón, la gestión de Bloomberg muchas veces traspasa las fronteras ideológicas, pues la mayoría de problemas cotidianos se solucionan conociendo primero sus causas objetivas («you’re not going to be able to overcome an issue unless you really understand it«) y sólo después aplicando soluciones en las que se combinen los datos con la ideología. Por el contrario muchos políticos más tradiconales muestran un enorme temor a obtener información objetiva sobre los problemas que su gestión debe solucionar (y mucho más a difundirla de un modo transparente). Este miedo tiene que ver mucho con la posibilidad de que la realidad contradiga sus iniciativas políticas.
A un nivel local, no deja de sorprenderme la falta de conocimiento objetivo (más allá del «contacto con el pueblo») que nuestros políticos demuestran. Pocos ayuntamientos han desarrollado sistemas de monitorización de los problemas urbanos que incluyan tanto las redes de toma de datos como los análisis estadísticos que permitan obtener indicadores. En todo caso, se suele disponer de bases de datos con fines exclusivamente administrativos y recaudatorios, pero no se suele ver esta información como una oportunidad para conocer los problemas de los ciudadanos y buscar soluciones, a pesar de que el coste extra sería pequeño y los beneficios potenciales muy elevados.
Juan Freire