Proponen crear 50 nuevas ciudades, especializadas en diversos sectores, en México.
Con el proyecto ‘50 nuevas ciudades para un México sustentable’ se busca estimular el desarrollo regional, ampliar y fortalecer el mercado interno, abrir espacios de desarrollo a los jóvenes, frenar la emigración, conformar empresarios y proveer a empresas, mediante la movilización del 15 por ciento de la población total del país, que equivale a 15 millones de mexicanos, en un lapso de 30 años, detalló el arquitecto Rogelio Jiménez Pons.
El creador del proyecto urbanístico ‘Tabasco 2000’ –hace casi tres décadas, durante el gobierno estatal de Leandro Rovirosa Wade–, disertó la conferencia sobre este innovador y ambicioso proyecto que pretende la creación de medio centenar de urbes en el territorio nacional, ante la comunidad del campus Villahermosa de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG).
Acompañado de Esteban Rameira Sobrera, el arquitecto Jiménez Pons expuso que en el caso de Tabasco se necesita equilibrar el crecimiento de sus 17 municipios, pues todo el desarrollo urbano se concentra en la ciudad de Villahermosa.
En presencia del asesor de la dirección de la UAG, Virgilio Caballero, abundó que el gobierno necesita frenar la movilización urbana que existe en el país ante la perdida de más de 400 mil personas al año por la migración hacia los Estados Unidos.
El proyecto busca que estas nuevas urbes nazcan gracias a la creación de fuentes de empleo acordes con las posibilidades y vocaciones profesionales de cada región de México, explicó hoy el presidente del CONLA, Félix Patiño.
Las nuevas ciudades estarían especializadas en diversos sectores según el lugar donde se instalen, dijo.
La propuesta ha surgido de diferentes foros de profesionales que ahora tienen que estudiar qué hacer para poner en práctica los planes teóricos.
Para el presidente del CONLA, el hecho de que la capital de México y su área metropolitana reúna a casi 19 millones de personas es debido a que encuentran trabajo con facilidad.
Según indicó este organismo, en los últimos 25 años en México no se han creado nuevas ciudades y para hacerlo se requiere la aparición de nuevos centros de producción.
Este proyecto, según el CONLA, supondría la movilización de más de quince millones de personas, el diez por ciento de la población del país, principalmente jóvenes que vivirían en las nuevas ciudades, cada una de ellas con unos 300 mil habitantes.Para echar a andar esta propuesta –que ha sido presentada ante instituciones de educación superior y asociaciones de profesionistas del país, como el Colegio Nacional de Economistas–, se necesitan tres mil millones de dólares, esta suma se logrará con los recursos públicos federales y estatales, excedentes petroleros, recursos del sector privado y la bancada nacional.
Los autores del proyecto reconocen que hasta el momento el plan es sólo teórico y que para llevarlo a la práctica se demorará más de veinte años, de los que tres años serían de planificación y 17 de ejecución.
Fuente;saieinforma.com
Sobre modelos de gobiernos municipales: del strong-mayor al city-manager.
Recojo un artículo publicado por IBIZA MELIÁN, que por su interés en la materia que trata lo recupero en su totalidad:
«De un tiempo a esta parte leemos continuamente en los diferentes medios de comunicación múltiples noticias sobre presuntos escándalos municipales. Sean finalmente ciertas o no, hechos que deberán ser aclarados exclusivamente por la justicia, cuento menos suscitan la duda y desconfianza en el contribuyente. Si a esto unimos la alta morosidad de las administraciones locales, lastrando la viabilidad de infinidad de PYMES, podríamos afirmar que la gestión de nuestros Ayuntamientos es una cuestión que necesitamos mejorar.
España, junto a Francia, Italia o Portugal, poseen unas de las tasas más altas de corrupción dentro de los países de la OCDE. ¿Y qué es lo que nos puede diferenciar con aquellos Estados que ostentan un menor grado, como pudieran ser los nórdicos o anglosajones? Para muchos analistas la raíz de este mal hay que buscarla en la organización clientelar que se genera alrededor de sus dirigentes. Cuando en una ciudad europea entre 100.000 y 5.000.000 habitantes, incluyendo el máximo regidor, pueden haber dos o tres personas cuyo sueldo está supeditado a que cierto partido se alce con la victoria; aquí sería imposible determinar el número de simpatizantes que entrarían a trabajar en la corporación en cuestión, u otras afines, después de que su formación se haga con el bastón de mando. Perdiéndose así la perspectiva del proyecto común, para dar paso a la supervivencia de los individuos. Desembocando ello en supuestos actos indebidos en pro de sostener este entramado.
Si partimos de la teoría liberal, donde el principal cometido del ente local se circunscribiría a posibilitar la competitividad de las fuerzas espontáneas del mercado, atrayendo al inversor para instaurarse en la zona, lo que generaría riqueza y empleo; lo coherente sería dar estabilidad a las instituciones a través de los mejores profesionales. ¿Y cómo lo han logrado otros? Pues pasando de la fórmula imperante en nuestro territorio: strong-mayor, de corte presidencialista; a la del city-manager.
El city-manager se fundamenta en contratar un administrador para la localidad, de probada solvencia y perfectamente conocedor de los procedimientos reglamentarios, seleccionado como gerente municipal para conducir todos los planes emprendidos por la institución y ratificados en el Consejo Plenario. Su cargo tendrá una duración distinta al electoral, evitando así cualquier vinculación política. Quedando ceñidas las funciones de los concejales, electos por el pueblo en las urnas, a la legislativa mediante su manifestación en el Pleno, donde avalarán o retirarán el apoyo de las acciones efectuadas por el city-manager. Y acotando la figura del Alcalde al otorgarle escasa capacidad ejecutiva.
De este modo: se culminarían los proyectos, normalmente paralizados por cambios de gobiernos o incapacidad por desconocimiento de los propios ediles; se agilizaría la tramitación de cualquier expediente, reduciendo la carga burocrática, simplificando los procesos; adelgazaríamos el capítulo uno destinado a personal, contando únicamente con los sujetos más preparados e idóneas acorde a las distintas labores, y no conforme a su afiliación ideológica;…En definitiva ganaríamos en transparencia y eficacia.»
Fuente : valenciaopiniónrevista.com